Así que hoy inauguramos esta sección con Bye Bye Germany.
Vimos esta película de casualidad. Realmente estábamos entre Detroit, pero a mi madre le parecía demasiado dura y no le apetecía nada esa tarde ver dramas y violencia y entre la segunda de Kingsman. Habíamos visto la primera y nos resultó muy entretenida. Pero a mí no me acababa de convencer; me apetecía algo más intenso... Y ahí estaba mi amigo Ion de Newcoffe, que como sabréis es la cafetería/restaurante/panadería que se encuentra en la entrada de los Cines Florida, los de la calle San Prudencio y que es un gran aficionado al cine. Se ve casi todas las películas que hay en cartel y por lo que hemos hablado en muchas ocasiones, sus gustos y opiniones son bastante afines a nosotras.
Así que le preguntamos y tras hablar un rato con él nos dimos cuenta de que esa tarde nuestra película iba a ser Bye Bye Germany.
¡Gracias Ion! Y dejo pendiente Detroit para otro momento.
Bye Bye Germany es una película alemana que fue estrenada en España el 22 de septiembre, aunque en el país teutón lo hizo en abril con un gran éxito de crítica y público.
Duración: 101 minutos
Director: Sam Garbarski
Género: Comedia/Drama
El comienzo nos hace recordar las películas de Chaplin por el uso de la cámara y presagia lo que esta película va a ofrecernos: una comedia con una base dramática muy potente.
El tema que se aborda es muy duro: la supervivencia de un grupo de judíos tras el fin de la segunda guerra mundial. El holocausto ha sido tratado en numerosos filmes pero aquí se hace de una nueva forma, un guion muy original, presentando a cada uno de los personajes de forma prodigiosa, con magníficas interpretaciones, una maravillosa fotografía, un humor negro elegante que invita a la reflexión.
Recomendadísima.
Os escribo el resumen y el tráiler con el que la presentan:
Un grupo de supervivientes de los campos de concentración nazis se asocian para montar un pequeño negocio de venta de ropa de cama, producto que por lo visto está muy demandado entre los alemanes, quienes además sienten la suficiente culpa como para no cerrar la puerta a un grupo de vendedores judíos. La idea es, por supuesto, reunir el dinero suficiente para irse de Alemania a los Estados Unidos. El simpático grupo, contagiado de la energía y la audacia de David, se pone manos a la obra, estafando a los clientes con la venta de lotes de sábanas “de París”, inventando de paso, para convencerlos, toda una serie de técnicas cínicas y pícaras, y bastante visionarias en términos de marketing.
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